lunes, 25 de junio de 2012

Apocrifo.  Correspondencia apocrifa del rey de Edesa a Jesus.

"Carta de Abgaro a Jesús, pidiendo su presencia para sanar de su enfermedad"



Existe una correspondencia del rey de Edesa, de nombre Abgaro.  Éste, padeciendo una enfermedad incurable, le solicita a Jesús su presencia y su pode para sanarlo.  Abgaro, cree en él, no como otros, que escuchando sus sermones y viendo sus milagros, no siguen a Jesús, sin embargo, Abgaro, pide que valla a él para lograr la sanación.
A esta carta, Jesús le responde.
La segunda correspondencia, anticipa su calvario sin dar detalles, solo a grandes razgos.  Dice que debe cumplir su misión en las ciudades que esta predicando, y luego ir a quien lo envió, que es Dios y cuando este con él, enviará a uno, para que lo sane.
Lo más importante en estas cartas, no es la sanación, sino, creer en él, como el Hijo de Dios, sin haberlo visto, tan solo, por escuchar y la fe, en sus milagros y los comentarios que corren de ciudad en ciudad.  La fe, es el mensaje de las cartas.  Creer, sin haberlo conocido.  Solo Fe.

Así dice el texto:

1. Abgaro, rey de Edesa, a Jesús el Salvador, que se ha manifestado en Jerusalén.
2. He oído hablar de las curaciones que has hecho, sin usar hierbas, ni otros remedios ordinarios.
3. Y sé que devuelves la vista a los ciegos, y que haces andar a los cojos, y que limpias la lepra, y que arrojas los demonios inmundos, y que curas las enfermedades más crónicas, y que resucitas a los muertos.
4. Y, oyendo tales cosas, me he persuadido de que tú eres Dios, o Hijo de Dios, y que estás en la tierra con el fin de realizar esas maravillas.
5. Y por eso te escribo, para suplicarte que vengas a mí, y que me cures de la enfermedad que me atormenta.
6. Y he oído decir que los judíos murmuran de ti y que te preparan celadas.
7. Y yo poseo una ciudad que es pequeña, pero honesta, y bastará para los dos.



Supuesta contestación de Jesús a Abgaro


1. Bienaventurado seas, tú, Abgaro, que crees en mí, sin haberme conocido.
2. Porque de mí está escrito: "Los que lo vean no creerán en él, a fin de que los que no lo vean puedan creer, y ser bienaventurados."
3. Cuanto al ruego que me haces de ir cerca de ti, es preciso que yo cumpla aquí todas las cosas para las cuales he sido enviado, y que, después de haberlas cumplido, vuelva a Aquel que me envió.
4. Y, cuando haya vuelto a Él, te mandaré a uno de mis discípulos, para que te cure de tu dolencia, y para que comunique a ti y a los tuyos el camino de la bienaventuranza.


La carta de Jesús según la versión de Luis de Dios
 

1. Yo, Jesucristo, Hijo de Dios vivo y eterno, a Abgaro, rey de la ciudad de Edesa. La paz sea contigo. 2. Dichoso tú y bienaventurado tu reino de Edesa, pues que, sin nunca verme, has creído en mí.
3. Tú serás siempre dichoso, así como tu pueblo.
4. Y la paz y la caridad se multiplicarán en tu ciudad, y en ella brillará una fe sincera en mí, y la ciencia estará en ella.
5. Yo, Jesucristo, rey del cielo, he venido a la tierra a salvar a Adán y a Eva y a su raza.
 

Sentencias que acompañó a Jesús a la carta, según el manuscrito árabe de la biblioteca de Leyden, en que se halla esta versión
 
 
1.Yo me someto de mi propio grado a los dolores de la pasión y a la cruz.
2. Yo no soy solamente un hombre, sinó un Dios pefecto y un hombre perfecto.
3. Y he sido elevado hacia los serafines.
4. Y soy eterno, y no hay más Dios que yo.
5. Y me he convertido en el salvador de los hombres, por virtud de mi amor hacia ellos.
6. Y vivo en toda hora, siempre y eternamente.
7. Y el Señor escribió en esta carta de su puño y letra y la envió diciendo:
8. He dispuesto que seas curado de tus dolencias, y que tus pecados te sean remitidos.
9. Y, siempre que lleves contigo esta carta, el poder de los ejércitos enemigos no prevalecerá contra los tuyos.
10. Y tu ciudad será siempre bendita, gracias a ti.
11. Y estas son las siete sentencias y las otras palabras que Nuestro Señor Jesucristo envió a Abgaro, rey de Edesa, tratando de su divinidad y su humanidad, y de cómo es Dios perfecto y hombre perfecto. A él sea por siempre toda alabanza.

Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco
Ver también el relato completo de Eusebio, Hist. Ecl. libro 1 cap. XIII

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