La lluvia fue testigo,
de un amor apasionado,
también fue mi cómplice,
para que ojos inapropiados
observen lo que dos hacen
cuando se aman abrazados.
Que locura esa noche,
cuando a la tarde comenzamos
entre caricias y besos,
te dije…
cuanto te amo.
No fue fácil hallarte,
no fue fácil ubicarte
no fue fácil tocarte,
pero tú…
lo hiciste todo alcanzable.
Cuando tan cerca estabas
di vueltas por mis nervios,
como el niño travieso
que aprende a jugar
con sus nuevos juegos.
Un ángel fue mi guía,
un demonio me distraía,
pese a estar perdido,
que escuche mi grito el cielo
también el infierno,
¡La victoria es mía!
Escuché tus pasos
al otro lado de la puerta,
los confundí con mi corazón,
que se estremeció
al escuchar tu hermosa voz.
Que bello fue haberte visto
radiaba el sol en la tarde
como los finos cabellos rubios
que en tus hombros y los míos,
se confundían entre suaves suspiros.
Hicimos un viaje
a no se dónde,
lo importante era estar contigo
cualquier camino
unía nuestros destinos.
Un helado por cada caricia,
un susurro por cada beso
un sonrojar por mi vergüenza
y una mirada, por cada "te quiero"
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